Saber callar cuando hay que callar es toda una sabiduría; pero saber hablar cuando hay que hablar no es menos sabiduría.
Hablar cuando es conveniente callar es condenarse al fracaso; es echar a perder las cosas o quizás empeorarlas. Callar cuando es prudente hablar es signo indudable de cobardia; es no cumplir con el deber.
El silencio será beneficioso cuando sea más prudente callar; será dañino cuando surja la obligación de hablar.
La palabra será útil y productiva cuando salga de un generoso deseo de ayudar al hermano; será contraproducente cuando vaya envuelta en sentimientos egoístas o en deseos de humillación para los demás. Silencio y palabra, callar y hablar...habrá que irlos moderando y aplicando con prudencia, con esa prudencia que los convertirá de vicios en virtudes.
bellisimo y educativo texto nos regalas hoy, esta asturiana te da las gracias por compartirlo y te manda un besin muy grande. feliz fin de semana.
ResponderEliminarMUY COHERENTE Y EQUILIBRADO PENSAMIENTO. ME GUSTA TU POST.
ResponderEliminarUN ABRAZO
gracias hemos de pedir a Dios el dicernimiento de sabe calla cuando sea de callar y nos ilumine las palbra que se han de hablar gracias por este compartir unidos en oración
ResponderEliminarDaniel, cuando puedas puedes pasarte por mi blog a partir de las 12 horas de hoy viernes hora de España, para llevarte el premio de los 500 amigos seguidores.
ResponderEliminarCon ternura
Sor.Cecilia