domingo, julio 25, 2010

Cuando no se sabe dejar hablar, terminará uno escuchando sus propios gritos.

Hay que saber dialogar con los que nos rodean; es muy triste no conocer otra cosa que el monólogo; y dialogar es saber escuchar y es ponerse en disposición de comulgar con el otro.

Hablar y escuchar son dos actos de idéntico valor humano; son en realidad un mismo acto.
Quien no sabe escuchar, ni siquiera hablará con plenitud; voceará, gritará, monologará. Pero nada de esto es positivo. Cuando no se sabe dejar hablar, terminará uno escuchando sus propios gritos.

Sólo los humildes son capaces de dialogar; sin un sincero espiritu de acogida; no es posible el dialogo; hay que acoger al prójimo, llámese esposos, hijos, empleados, amigos, etc., para poder dialogar.

Hay silencios o monólogos que huelen a muerto:ha muerto el amor, Si hay amor, surgirá el dialogo, pues el amor hace milagros. ¡ Cuántos silencios hostiles entre esposos, hermanos, hijos, amigos y cuánta carga de agresividad en esos silencios!

La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento; el hombre es invitado al dialogo con Dios. Dios nos habla por la Sagrada Escritura y por medio de sus inspiraciones; nosotros les hablamos por medio de la oración.

3 comentarios:

  1. Tem que haver liberdade, sempre.
    Um contra ponto, não é nada mais,
    Do que a possibilidade de ver coisas,
    de outra maneira.


    Parabéns, amigo!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu reflexión, David.
    La imagen que nos muestras es muy elocuente. ¡Qué triste que tengan que taparle a uno la boca porque no sabe contenerse!. Hablar cada uno a su tiempo; respetar al otro, escuchando lo que tiene que decir; elaborar una respuesta acorde al momento, etc. es un ejercicio de responsabilidad. Somos responsables de lo que decimos y cómo lo decimos. También lo somos de nuestros silencios.
    Un abrazo con cariño.

    ResponderEliminar
  3. Como ya sabes vivo en uan comunidad de 38 mojas,. cuando hay recración que es despues de comer y cenar, las monjas nos reunimos para hablar y compartir lo que ha sucedido durante el día o si hemos tenído alguna noticia de nuestra familia.
    ¡Hablar!!!Llevo meses intentando `poder hablar más de 30", así que una se conforma con escuchar ya que no hay otra alternativa..,.Las mujeres somos unas encantadoras cotorrras jajaja.
    Pero, no me aburro, lo tengo casi asumido, pero si que me gustaría que se pensase en escuchar a otras hermanas que están en mi misma situación, pero ¡Claro somo 38 ! somos demasiadas para poder mantener un cierto nivel de diálogo. Pero esta es la realidad que me toca vivir.
    Con ternura
    Sor.cecilia

    ResponderEliminar