jueves, junio 17, 2010

Enseñanos a escuchar tu Palabra

Eclesiástico 48, 1-15
En aquel tiempo, surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama. El hizo caer sobre los israelitas el hambre y con celo los diezmó. En el nombre del Señor cerró las compuertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? Tú resucitaste del sepulcro a un muerto, lo arrancaste de la muerte por la palabra del Altísimo.
Tú llevaste la ruina a los reyes y la muerte a los príncipes en su lecho. Tú escuchaste las amenazas de Dios en el Sinaí y sus palabras de castigo en el Horeb. Tú ungiste a reyes vengadores y nombraste como sucesor tuyo a un profeta. En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego. Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos y congregar a las tribus de Israel. Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu amistad; pero más dichosos los que estén vivos, cuando vuelvas. Cuando Elías fue arrebatado por el torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Ningún príncipe lo intimidó, nadie lo pudo dominar. Ninguna cosa le era imposible y aun estando en el sepulcro, resucitó a un muerto. En vida hizo prodigios y después de muerto, obras admirables.


Meditatio
El libro del Eclesiástico nos presenta una estupenda elegía para el gran profeta Elías y nos narra la fuerza con que Dios actuó tanto en él como en su sucesor Eliseo. Sin embargo, lo que se dice de Elías y Eliseo lo podemos aplicar a cada uno de nosotros pues, por la fuerza de nuestro bautismo somos los profetas de Jesús. En la elegía, se elogia a aquellos que tendrían el privilegio de ver su regreso, cosa que como sabemos ocurrió con san Juan el Bautista. Esto nos habla de que lo que se recibe es una fuerza y una sabiduría que, como en el Bautista, lo hace hablar y actuar como lo hizo Elías y Eliseo, como un verdadero profeta que no tiene miedo a nada ni a nadie en su misión como profetas. Es necesario que el pueblo de Dios ejerza con más poder este don que hemos recibido y no tengamos miedo a hablar de Cristo, a ser como estos


Oratio
Señor y Dios nuestro, tú que suscitas profetas para que nos anuncien tu palabra y nos guien hacia ti, enséñanos a ser dóciles a sus enseñanzas y obedecer tu palabra, para que podamos gozar un día de la diche eterna del cielo que prometes a quienes escuchan la palabra de tu Hijo y la cumplen.


Operatio
Estar atento a Dios que me habla por medio de quienes me rodean y cumplir así su voluntad

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