sábado, marzo 13, 2010

La Cuaresma y la ascesis Parte 3 de 4

El camino con el Señor es toda una experiencia en la que vamos avanzando paso a paso para lograr constancia en nuestra respuesta; el camino está ahí, recorrámoslo de la mano de la Iglesia, iluminados por la luz del Espíritu Santo.
Por todo esto, la penitencia es la cruz benéfica que nos ayuda a renunciar a nosotros mismos, a los excesos y exageraciones, y que prepara el camino para que Dios desarrolle en nosotros la vida divina, la “Vida según el Espíritu”.

No obstante, todo lo que hemos dicho, incluso de los santos, debemos ser conscientes que la falta de prudencia puede también desordenar la misma penitencia con lo cual se causan graves daños, sobre todo al alma, ya que la práctica de la mortificación debe ser siempre un acto de templanza. Santo Tomas, citando a San Jerónimo, dice: “No hay diferencia entre matarse en largo o en corto tiempo. Se comete una rapiña -en vez de hacerse una ofrenda- cuando se extenúa inmoderadamente [sin templanza] el cuerpo por la demasiada escasez [exceso] de alimento o el poco [defecto] de sueño”.

Una de las prácticas más comunes en la penitencia dentro de la Iglesia es el Ayuno, el cual nos lleva a ser más dueño de nosotros mismos al entrenarnos, privándonos de las cosas buenas como son la comida y otros placeres de la vida, para en su momento tener la capacidad de renunciar a lo que es pecado. Es un ejercicio que debe siempre iniciarse por las cosas pequeñas, si luego queremos aspirar a las grandes. De manera que si quisiéramos llegar a hacer un ayuno riguroso a pan y agua, debemos de haber iniciado muchos meses antes con las pequeñas privaciones. El privarse de un café, en el momento en que se antoja, de un vaso de agua, de nuestro postre preferido, etc., nos proveerán los elementos necesarios para llegar a tener una verdadera vida ascética.

Por una ancestral tradición en la Iglesia, existen dos días especiales para el ayuno que son: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Además, recordando la pasión del Señor, invita a los fieles a hacer penitencia todos los viernes del año y de manera especial durante los viernes de Cuaresma.

Por lo que toca al ayuno... (mañana última entrega).

Que la guía de nuestra madre la Iglesia sea una luz para todos, fortalezcamos nuestra voluntad y encontremos al Señor para vivir con él la gloria de la resurrección.

Reciban mis bendiciones
.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Ernesto María Caro, Sac.

1 comentario:

  1. Algunos les causa pavor dedicar dos días al año de ayuno. Lamayoría de las veces es más una jugada de la mente que no de la barriga. Aquí se trata del espíritu que pongamos en nuestra renuncia. No quedarnos con una penitencia a cumplir por obligación, si no por amor. Unidos en el Rosario de hoy. Un abrazo

    ResponderEliminar