martes, diciembre 15, 2009

Una reflexion acerca del Adviento

Hermanos, vosotros ya conocéis al que viene; considerad ahora de dónde viene y adónde va. Viene del corazón de Dios Padre al seno de una Virgen Madre. Viene de las alturas del cielo a las regiones inferiores de la tierra. Entonces, ¿qué? ¿No hemos de vivir en esta tierra? Sí, porque él mismo está en ella; porque ¿dónde estaremos bien sin él? «¿No te tengo a ti en el cielo?; y contigo ¿qué me importa la tierra sin ti, el Dios de mi corazón y mi carne, mi lote perpetuo?» (Sl 72, 25-26)...


Era preciso que estuviera en juego un interés grande para que una tan alta majestad se dignara descender desde tan lejos a una estancia tan indigna de ella. Sí, estaba en juego un interés grande puesto que allí se manifestaron, en una medida tan amplia y abundante, la misericordia, la bondad, la caridad. En efecto, ¿por qué vino Cristo?... Nos lo muestran claramente sus palabras y sus gestos: vino con presura desde los montes a buscar la oveja número cien, la que se había extraviado, para hacer estallar su misericordia en favor de los hijos de los hombres.

Vino por nosotros. ¡Admirable condescendencia de Dios que busca! ¡Admirable dignidad del hombre así buscado! ¡Sin pretender una locura el hombre se puede gloriar de ello: no que sea algo de valor por sí mismo, pero sí que el que lo creó lo estimó de gran precio! En comparación con esta gloria, las riquezas y la gloria del mundo y todo lo que se puede ambicionar de él no son nada. ¿Qué es el hombre, Señor, para que lo levantes tan alto y ligues a él tu corazón?

Éramos nosotros los que debíamos ir hacia Jesucristo.. . Pero un doble obstáculo nos privaba de avanzar: nuestros ojos estaban muy enfermos, y Dios habita en la luz inaccesible (1Tm 6,16). Paralíticos yaciendo sobre nuestro lecho éramos incapaces de alcanzar la morada de Dios tan elevada. Por eso el buenísimo Salvador y dulce médico de las almas bajó de lo alto donde habita. Así suavizó para nuestros ojos enfermos el resplandor de su luz.

Dios los bendiga y Nuestra Madre Maria los acompañe en este viaje de Adviento en el que nos preparamos para recibir a su Amado Hijo.

Danny A. Pabon

2 comentarios:

  1. Mis deseos de gran esperanza y consuelo ante la luz que esta noche viene a nuestra vidas. Que sigas dando testimonio a través de este magnífico blog, donde tantos encontramos palabras de aliento y de esperanza.
    Santa Navida. Un abrazo

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  2. Hola Hermano en Cristo.
    En estos días donde Dios se hace Niño entre los hombres, algo GRANDIOSO que pasó desapercibido para todos menos para unos pocos humildes pastores que fueron los primeros en saberlo. Aún hoy día esta pasando así, muchos no se dan cuenta y pocos los que sí, en estas Navidades - el príncipe del mal- nos dan un regalo manchado de sangre no respetando el mensaje de AMOR de la Navidad, con la aprobación -por el momento- de la ley radical de aborto libre.
    Pero ahí está, el 24 volverá a nacer Jesús/Niño en los corazones de carne que estan sedientos de su AMOR gratuito y contagiarnos con la LUZ para irradiar -aunque les pesen- a aquellos que no le quieren, queriendo seguir en tinieblas.
    Nosotros al "tajo", orar y confiar en CRISTO.
    Feliz navidad.
    BENDICIONES.

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