martes, octubre 13, 2009

Compromiso con el prójimo.


Compromiso con el prójimo.
19 Mt 28, 18-20.
20 DOCUMENTO CONCLUSIVO DE LA V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Aparecida, 226,b. 21 Cf. Mt 25,40.
22 BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est, 15.
23 BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est, 15.
24 Jn 13,34. Cf. Jn 15,12;


 

El cristianismo también implica un compromiso con el hermano que vive más cerca de nosotros, con el prójimo. El cristiano sabe que debe ver a Cristo en él, según la frase del Señor: “Cuanto hayan hecho a estos hermanos míos, a mí me lo hicieron”21. Por eso, el mismo compromiso que tenemos con Cristo se traduce en un compromiso con los que nos rodean, con los que viven a nuestro lado; es el compromiso del amor, de la caridad. “Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios”22.

El compromiso con el próximo no es simplemente una buena intención abstracta, sino que implica la entrega personal en obras concretas. No es un simple sentimiento -aunque también es sentimiento-, sino una actitud de donación e interés por los demás que se refleja en hechos. Así lo expresó el Papa Benedicto XVI: “Aunque se extienda a todos los hombres, el amor al prójimo no se reduce a una actitud genérica y abstracta, poco exigente en sí misma, sino que requiere mi compromiso práctico aquí y ahora”23.

La ley principal del cristiano señalada por el Señor es precisamente la ley del amor comprometido que tiene como medida a Cristo: “les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Que, como yo los he amado, así se amen también ustedes los unos a los otros”24. Se trata de amar a los que nos rodean, como Cristo nos ha amado a nosotros, y Él nos ha amado hasta la entrega total de sí mismo por nosotros, por nuestra salvación.

Para el cristiano, el amor a los demás, especialmente a los más cercanos, debe ser como su signo de identificación personal: “en esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”25. Por ello, la caridad de pensamiento, de palabra y de obra siempre será una prioridad en el comportamiento del discípulo de Cristo.


El compromiso de los bautizados con los demás siempre es exigente pues se traduce en la búsqueda constante de su bien siguiendo el ejemplo de Cristo que se entregó a sí mismo por nuestro bien.



“VIVO EN LA FE DEL HIJO DE DIOS”
Orientación pastoral sobre el compromiso
y la participación social de los católicos.


J. FRANCISCO CARDENAL ROBLES ORTEGA
Arzobispo de Monterrey

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