Su mandato a los Apóstoles de que hicieran esto mismo en memoria de El, es comentado por San Pablo con estas palabras:
"Cuantas veces coméis este pan o bebéis de este cáliz, representáis la muerte del Señor hasta que vuelva".
La Eucaristía es, pues, un sacrificio; es la repetición incruenta y el recuerdo permanente del sacrificio de la Cruz.
Jesús parecía aquella noche preocupado por el temor de que olvidásemos su Pasión. Y para perpetuar su recuerdo instituyó la Eucaristía y el sacerdocio.
Las crónicas de la Orden de la Merced saben de historias como ésta. Un prisionero condenado a muerte. Le asiste un religioso de esa Orden benemérita que se consagra a la Obra de Redención de Cautivos, el cual, conmovido ante la perspectiva de una pobre viuda y unos hijos huérfanos, se decide generosamente a cambiar sus vestiduras por las del reo y morir por él.
Ya ante el verdugo que lo va a ejecutar, el nuevo condenado, como quien dice su última voluntad, llama al verdadero reo: "Toma un retrato mío... para que te acuerdes de mí... y enséñalo a tu mujer y a tus hijos para que recen por mí... ¿Te olvidarás?".
Y el Evangelio plasma una crónica más ancha y profunda. La humanidad condenada a muerte eterna por sus pecados. El hijo de Dios trueca con ella sus vestidos; se viste El de naturaleza humana pecadora y cubre a los hombres con el manto real de su justicia y santidad por dentro y por fuera.
Y cuando lo llevan a la muerte que El se ha ofrecido a padecer en lugar de los hombres, llama a un grupito de íntimos, se lleva la mano al corazón y saca, no un retrato, sino "... éste es mi Cuerpo... ésta es mi Sangre..."
Quedaos con ello así... ¡Destrozado! ¡Derramada!.. . ¡para que os acordéis de Mí!... in meam commemorationem!… ¡en conmemoración mía!
¿Verdad amigos míos que no os olvidaréis? ¿Verdad que se lo contaréis, que se lo enseñaréis a vuestros hijos para que se acuerden de Mí? ¿Verdad que cuidaréis de que no se olviden? ¿Verdad que al menos vosotros no lo olvidaréis?
Y no lo olvidamos, no.
La Santa Misa nos lo recuerda todos los días.
Autor: Danny Alexis (Seminarista)
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