Existe una soledad que conlleva perdida de contacto con los semejantes, aislamiento, inmersión en un mundo solipsista que la persona se crea con la equivocada esperanza de lograr una existencia sin sobresaltos, sin vaivenes, donde el contacto afectivo y profundo con otros es considerado peligroso, innecesario.
La persona se vuelve altamente narcisista, su modo de satisfacción es autoerotico, su deseo va decayendo día a día, la forma de relacionarse consigo mismo y con sus semejantes es superficial. A esto lo llamo soledad patológica.
La persona se vuelve altamente narcisista, su modo de satisfacción es autoerotico, su deseo va decayendo día a día, la forma de relacionarse consigo mismo y con sus semejantes es superficial. A esto lo llamo soledad patológica.
Pero también hay otro tipo de soledad, una soledad creativa, necesaria, profunda, intima que todos llevamos dentro. Esa soledad, ese vacío que nos habita y nos hace únicos, diferenciándonos de nuestros semejantes.
Este tipo de soledad nos muestra en nuestra desnudez, sin los ropajes que la mayoría de las veces nos ponemos para mostrarnos amables, queribles a la vista de nuestros semejantes. Pero estos ropajes que nos creamos son tan solo apariencias, no tienen nada de REAL, sirven tan solo para cubrir esa soledad, ese vacío del que estamos hechos, a esa nada que Jacques Lacan la llamo “a”. Yo la llamo soledad creativa ya que no implica aislamiento, ni narcisismo, no es falsa apariencia, es la posibilidad que tenemos de explorar lo mas profundo que nos habita, para desde allí volver renovados; donde las cosas del mundo adquieren nuevos sentidos, o los pierden, y el gusto por la vida se hace más apreciable.
A veces las formas en que nos sumergimos en nuestra soledad creativa son obligatorios, traumáticas, acontecimientos que se nos imponen y sobre los que no tenemos posibilidad de elegir. Es por ejemplo cuando un ser querido muere y nos deja solos, en un estado que no es de meditación, sino una necesidad en buscar en lo más hondo, en aquel hueco que ha dejado en nosotros la perdida de ese ser; es indagar en aquello que antes estaba y ahora nos falta, en ese agujero que ha dejado su perdida, perdida irreparable que ningún otro podrá tapar, en ese agujero que ha quedado, en esa soledad que se impone, en esa falta que nos habita. ¿Que será ahora de nuestro deseo que esa persona causaba, y que será de nosotros que éramos la causa de su deseo?.
Una separación o un divorcio también pueden dar por resultado que nos hallemos en presencia de nuestra soledad, enfrentados a ese agujero que nos habitaba. A pesar de la angustia y el sufrimiento que esto causa, lo real es que después de esta experiencia ya no somos los mismos, algo cambio para siempre, un velo se ha roto, aunque sea por un instante nos sentimos desnudos, sin el ropaje de las falsas apariencias que a veces vestíamos, ningún objeto del mercado globalizado puede ahora tapar esa falta, ningún objeto del mercado puede reemplazar aquel objeto que perdimos y que causaba nuestro deseo.
Pero existe otra forma de conectarse con la soledad que nos habita, y hacer de esa experiencia algo reconfortante, algo que nos cambie, algo que nos haga apreciar el valor de esa soledad creativa que todos llevamos tapada bajo los ropajes de las falsas apariencias, a “desprenderse de una vieja piel, a romper un cascaron” como dice Hermann Hesse. Sin tener que pasar por una experiencia de sufrimiento, y en esto consiste un psicoanálisis, poder conectarnos con aquella profunda soledad, ponerla a trabajar y no sufrirla pasivamente como pasa con la soledad patológica, se trata que esa misma soledad cause nuestro deseo de vivir, de relacionarnos de otro modo con nosotros mismos y así poder establecer vínculos comprometidos y profundos con nuestros semejantes.
HOLA GRACIAS POR TU VISITA NOSOTRAS SOMOS CARMELITAS DESCALZAS, AL ESCRIBIR TE DIRIGES A NOSOTRAS COMO HERMANITOS QUISAS NO TE HAS DADO CUENTA EN EL PERFIL SOMOS UNA BLOG VOCACIONAL PARA TODAS LAS QUE TIENEN INQUIETUD VOCACIONAL POR LA VIDA COMTEMPLATIVA,DIOS TE BENDIGA, SEAMOS SIEMPRE FIELES EN EL CAMINO QUE DIOS NOS PONE UN ABRAZO.
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