A quienes sufren, sollozan y lamentan haber venido a esta vida solo para llorar, os dejo esta lección. Si os sentís incomprendidos por la humanidad, no temáis, yo si os comprendo, atiendo vuestras necesidades y súplicas. ¿Creéis que sea necesario para Mí, ver lágrimas en vuestros ojos y en vuestro corazón el dolor, para apiadarme de vosotros? Eso sería atribuirme dureza, insensibilidad, indiferencia, egoísmo y ¿concebís estos defectos en el Dios en que creéis? ¿Decirme a Mí que me apiade de vuestro dolor? ¿Pedirme que tenga misericordia? ¿Suplicarme que perdone vuestros pecados? A Mí, que soy el amor, la clemencia, la caridad, el perdón y la piedad? Bien está que tratéis de conmover a quienes tengan duro el corazón y que tratéis de mover a piedad con lágrimas y súplicas a quienes no tengan un átomo de caridad hacia sus semejantes, pero no uséis esas frases o esos pensamientos para tratar de conmover a quien os creó por amor y para amaros eternamente.
¿Estáis cansados de esta vida? pues descansad un instante y tomadme como vuestro confidente. Vengo como Padre, para que en mí encuentren calor quienes en el mundo han carecido de amor, de afecto, de ternura. Vengo como amigo para que me confiéis vuestros más íntimos secretos, luchas y anhelos, lo que me confeséis, sólo Yo lo sabré, porque este confidente que tenéis en mí, nunca os delatará ni publicará vuestras faltas.
No os deis por vencidos, no os confeséis fracasados, Yo no soy indiferente a vuestros sufrimientos, hombres y mujeres solitarios e incomprendidos, esclavos del vicio o las pasiones, mujeres abandonadas o doncellas temerosas de enfrentarse a la vida, madres que me presentan sus problemas, huérfanos que no tienen amparo en el mundo, corazones solitarios necesitados de amor, nadie os comprende mejor que Yo.
El corazón que no ha sabido de ternura. de comprensión, o de cariño, de pronto se siente envuelto en la ternura de mi palabra, con un amor infinito y siente que se desborda el torrente de su dolor contenido por mucho tiempo. Si la vida se os presenta llena de amarguras, tristezas y tropiezos. buscadme en vuestro interior y habladme con la confianza que se le tiene a un amigo, hermano, o a un buen padre.
Hombres y mujeres necesitados de amor y de consuelo, he venido porque vuestro dolor es mi dolor y vuestra tristeza es mía también. Os he contemplado llorar en el rincón de vuestra alcoba y tenéis razón porque nadie sabe comprender ni explicar la soledad de vuestro espíritu. Quiero platicar con vosotros y deseo que se abra vuestro corazón a la sinceridad, como se abre la corola de las flores y dejeis brotar dulcemente el manantial del llanto.
¿Es una falta llorar delante de Dios? en verdad os digo que quien no experimente esa necesidad de desahogar una pena, o de expresar una suprema alegría, es que tiene una piedra en lugar de corazón. ¿Os habéis preguntado alguna vez, porque lloráis sin motivo aparente? no siempre sabéis la causa, a veces porque la lucha ha sido cruenta, o porque habéis sido azotados con ingratitudes, desengaños, fracasos, enfermedades o luto. Pero hay ocasiones en que sin tener ninguno de esos motivos, Habeis llorado mucho. Yo se el porque de ese llanto sin motivo aparente, ya que conozco su origen, es vuestro espíritu el que llora y a través de vuestros ojos lo manifiesta.
Cada lágrima es un caudal de ternura contenida, de dolor por sentirse cautivo, de arrepentimiento por los errores cometidos, de pena por haber debilitado y de tristeza por el tiempo perdido. ¿ Que sabe de todo esto vuestra mente? por eso es que muchas veces habéis creído que llorasteis sin motivo. Yo amo lo que es mío vosotros me pertenecéis y por eso os comprendo. Si de mi Espíritu brotasteis ¿Cómo no he de reconoceros y de amaros?
Cuando el dolor os agobie y las penas de la vida aniquilen vuestros sentidos, no dudéis de Mí. Siempre que os encontréis afligidos por el dolor o las pruebas de esta vida, siempre que necesitéis un confidente, un amigo bondadoso, buscadme y os aconsejaré el mejor camino. ¿Por qué caéis en el abismo de la desesperación y de la desconfianza?
¿Pensáis que no os escucho cuando decís que solo os alimentáis de amargura, que el mundo que habitáis es un mundo sin dicha y que la existencia que lleváis no tiene razón de ser? Dejáos envolver por mí, para que olvidéis tristezas, lutos, dolores, y lágrimas y dejéis de ser los parias del mundo. Veréis como la serenidad del espíritu aquieta el mar tempestuoso de vuestras pasiones tristeza y amarguras.
¿Estáis cansados de esta vida? pues descansad un instante y tomadme como vuestro confidente. Vengo como Padre, para que en mí encuentren calor quienes en el mundo han carecido de amor, de afecto, de ternura. Vengo como amigo para que me confiéis vuestros más íntimos secretos, luchas y anhelos, lo que me confeséis, sólo Yo lo sabré, porque este confidente que tenéis en mí, nunca os delatará ni publicará vuestras faltas.
No os deis por vencidos, no os confeséis fracasados, Yo no soy indiferente a vuestros sufrimientos, hombres y mujeres solitarios e incomprendidos, esclavos del vicio o las pasiones, mujeres abandonadas o doncellas temerosas de enfrentarse a la vida, madres que me presentan sus problemas, huérfanos que no tienen amparo en el mundo, corazones solitarios necesitados de amor, nadie os comprende mejor que Yo.
El corazón que no ha sabido de ternura. de comprensión, o de cariño, de pronto se siente envuelto en la ternura de mi palabra, con un amor infinito y siente que se desborda el torrente de su dolor contenido por mucho tiempo. Si la vida se os presenta llena de amarguras, tristezas y tropiezos. buscadme en vuestro interior y habladme con la confianza que se le tiene a un amigo, hermano, o a un buen padre.
Hombres y mujeres necesitados de amor y de consuelo, he venido porque vuestro dolor es mi dolor y vuestra tristeza es mía también. Os he contemplado llorar en el rincón de vuestra alcoba y tenéis razón porque nadie sabe comprender ni explicar la soledad de vuestro espíritu. Quiero platicar con vosotros y deseo que se abra vuestro corazón a la sinceridad, como se abre la corola de las flores y dejeis brotar dulcemente el manantial del llanto.
¿Es una falta llorar delante de Dios? en verdad os digo que quien no experimente esa necesidad de desahogar una pena, o de expresar una suprema alegría, es que tiene una piedra en lugar de corazón. ¿Os habéis preguntado alguna vez, porque lloráis sin motivo aparente? no siempre sabéis la causa, a veces porque la lucha ha sido cruenta, o porque habéis sido azotados con ingratitudes, desengaños, fracasos, enfermedades o luto. Pero hay ocasiones en que sin tener ninguno de esos motivos, Habeis llorado mucho. Yo se el porque de ese llanto sin motivo aparente, ya que conozco su origen, es vuestro espíritu el que llora y a través de vuestros ojos lo manifiesta.
Cada lágrima es un caudal de ternura contenida, de dolor por sentirse cautivo, de arrepentimiento por los errores cometidos, de pena por haber debilitado y de tristeza por el tiempo perdido. ¿ Que sabe de todo esto vuestra mente? por eso es que muchas veces habéis creído que llorasteis sin motivo. Yo amo lo que es mío vosotros me pertenecéis y por eso os comprendo. Si de mi Espíritu brotasteis ¿Cómo no he de reconoceros y de amaros?
Cuando el dolor os agobie y las penas de la vida aniquilen vuestros sentidos, no dudéis de Mí. Siempre que os encontréis afligidos por el dolor o las pruebas de esta vida, siempre que necesitéis un confidente, un amigo bondadoso, buscadme y os aconsejaré el mejor camino. ¿Por qué caéis en el abismo de la desesperación y de la desconfianza?
¿Pensáis que no os escucho cuando decís que solo os alimentáis de amargura, que el mundo que habitáis es un mundo sin dicha y que la existencia que lleváis no tiene razón de ser? Dejáos envolver por mí, para que olvidéis tristezas, lutos, dolores, y lágrimas y dejéis de ser los parias del mundo. Veréis como la serenidad del espíritu aquieta el mar tempestuoso de vuestras pasiones tristeza y amarguras.
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