martes, julio 27, 2010

El perdón es el medio para reparar algo que se ha roto

“Cada uno tiene su propio campo de concentración, nosotros debemos enfrentarlo con paciencia y perdón…”
Viktor Frankl

Todas las grandes tradiciones enseñan que el perdón es el instrumento esencial para conseguir la paz interior. Para alcanzar una salud y una armonía verdaderas es necesario liberar el pasado. El perdón es el medio para reparar algo que se ha roto. Coge nuestro corazón roto y lo repara.
Coge nuestro corazón atrapado y lo libera. Coge nuestro corazón manchado por la vergüenza y la culpa y lo devuelve a su estado inmaculado. El perdón restablece en nuestro corazón la inocencia que conocimos en otro tiempo, una conciencia que nos permitirá la libertad de amar.

Cuando perdonamos y somos perdonados, siempre se transforman nuestras vidas. Las dulces promesas del perdón se cumplen y se nos ofrece un nuevo comienzo con nosotros mismos y con el mundo.

Independientemente de cual sea nuestra historia única y especial, el perdón contiene la promesa de que encontraremos la paz que todos deseamos. Nos promete la liberación del poder que ejercen sobre nosotros las actitudes y actos de otras personas. Nos vuelve a despertar a la verdad de nuestra bondad y el hecho de que somos dignos de amor. Contiene la promesa cierta de que seremos capaces de descargarnos cada vez más de la confusión emocional y de seguir adelante sintiéndonos mejor con nosotros mismos y con la vida.

Lo que no es perdonar

Perdonar, no es justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la traición y la deshonestidad son sólo algunos de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. Tú puedes sentir que es conveniente e incluso necesaria una medida firme y decisiva, como el divorcio. El pleito o el fin de la relación, para impedir que vuelva a tener ese lugar ese comportamiento.

El perdonar no quiere decir que apruebes o defiendas la conducta que te ha causado sufrimiento, ni tampoco excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger tus derechos.

Perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así. A veces puede ser engañosa y confusa la distinción entre perdonar de verdad y negar o reprimir la rabia y el dolor. Enfadarse se suele considerar inaceptable (sobre todo cuando uno expresa la cólera que siente), de manera que muchas personas aprenden muy pronto a sustituir sus auténticos sentimientos y comportamientos por otros más aceptables, que no tengan como consecuencia el castigo o el abandono.

No se puede ofrecer un perdón verdadero si se niega o se hace caso omiso de la rabia y el resentimiento.

Perdonar no es adoptar una actitud de superioridad o fariseo. Si se perdona a alguien porque se le tiene lástima o se le considera tonto o estúpido, es que se confunde perdonar con ser arrogante y criticón.

El perdón no significa que debas de cambiar de comportamiento. Si yo perdono a un amigo con quien he estado enemistado, no por eso tengo que llamarlo de nuevo….. a no ser que realmente quiera hacerlo.

El perdón no exige que te comuniques verbal y directamente con la persona que has perdonado. No es preciso ir y decirle “te perdono”, aunque esto puede ser una parte importante del proceso de perdonar. Con frecuencia, la otra persona advertirá el cambio que se ha producido en tu corazón. A veces puede ser necesario que quede como opción secreta. Podría ser que aquellas personas con las que sientas más furia sean con las que resulta imposible comunicarte. Quizás hayan muerto o no estén dispuestas a hablar contigo….. El perdón sólo requiere de una percepción distinta, otra manera de considerar a las personas y circunstancias que creemos que nos han causado dolor.

La rabia y el rencor

El motivo más obvio para perdonar es liberarnos de los efectos debilitadores de la rabia y rencor crónicos. Al parecer, estas dos emociones son las que más convierten el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee una paz mayor.

Como todos sabemos, la rabia y el rencor, son dos emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras.

Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte. De hecho la palabra resentimiento viene de re-sentir, es decir, volver a sentir intensamente una y otra vez. Esto sin duda no sólo tiene un efecto lamentable en nuestro bienestar emocional, sino que también repercute negativamente en nuestro bienestar físico.

Los beneficios que obtenemos al aferrarnos:

Para muchos de nosotros dejar marchar la rabia y el resentimiento supone un gran riesgo, porque nos parece que obtenemos algo al aferrarnos a ellos. Estos beneficios llamados “ganancias secundarias”, suelen ser inconscientes y tienen mucho poder hasta que tomamos conciencia de ellas y descubrimos formas de reaccionar más sanas.

El acto de perdonar nos exige reflexionar sobre conceptos elementales que posiblemente hemos dado por sentados o que jamás hemos puesto en tela de duda.

Si eres como la mayoría de las personas es posible que tengas la tendencia a juzgarte por un buen número de cosas “Tendría que estar dispuesto a perdonar…..”, “Estoy furioso y no quiero perdonar…..”

Tal vez te sorprendas expresando juicios acerca de la rapidez o la coherencia con que eres capaz de integrar en tu vida la práctica del perdón. O quizá sientas que sencillamente eres incapaz de perdonarte.

En realidad, ser amable con uno mismo es, de por sí, un gran acto de perdón para con uno mismo. Intenta tratarte con amabilidad al margen de los pensamientos o sentimientos que surjan.

Lo creas o no, siempre, en todo momento, has hecho lo mejor que podías hacer, dado el grado de amor o temor que sentías.

REFLEXIÓN

El perdón es una respuesta, la respuesta implícita de nuestra existencia. Paul Tillich

El perdón es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida.

El perdón es la elección de “ver la luz de la lámpara y no la pantalla”. G. Jampolsky.

El perdón es una actitud que supone estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de las propias percepciones, comprendiendo que son opciones, no hechos objetivos.

El perdón es un proceso que nos exige cambiar nuestras percepciones una y otra vez. No es algo que suceda de una vez por todas.

Nuestra percepción está obnubilada por los juicios y percepciones del pasado proyectados al presente.

El perdón suele experimentarse como un sentimiento de dicha, paz, amor y apertura del corazón, alivio, expansión, confianza, libertad, alegría y una sensación de estar haciendo lo correcto.

El perdón es una forma de vida que nos convierte gradualmente de víctimas de nuestras circunstancias en poderosos y amorosos cocreadores de nuestra realidad.

Detente a reflexionar en el poema de Eva Pierrakos, que describe el valor de este proceso:

Tras la puerta de sentir tu debilidad reside tu fuerza. Tras la puerta de sentir tu dolor residen tu alegría y tu placer. Tras la puerta de sentir tu miedo reside tu seguridad.

Tras la puerta de sentir tu soledad reside tu capacidad de gozar de plenitud, amor y compañía.

Tras la puerta de sentir tu desesperanza reside la esperanza verdadera y justificada.Tras la puerta de aceptar las carencias de tu infancia reside tu satisfacción del presente.

Por: Leticia Ivette García
Sed Consolación Jóvenes Misioneros

7 comentarios:

  1. "¿Cómo os pagaré el bien que me hacéis?"

    Esta entrada, como todas, requiere de unas cuantas relecturas y por supuesto que cuando toca el alma, no podemos dejarla de lado. Tenéis la capacidad de calar hondo. Seguid cavando y más Agua Viva repartiréis a este mundo sediento.

    Gracias, de verdad. Os encomiendo a María.

    ResponderEliminar
  2. Quien de verdad ama perdona y no recuerda, pero al ser humano mucho le cuesta olvidar, suele decir: Te perdono pero no lo olvido. Cierto que no lo olvidaremos, pero la virtud está en NO hacer presente aquello que nos disgusto de aquella persona.
    Es importante aprender a educar nuestros sentimientos negativos ya desde un plano meramente psicológico para pasar al plano sobrenatural, y eso sino lo hemos aprendido en nuestas familias de adultos cuesta mucho másla reeducación.
    Gracias por tu reflexíón
    con ternura
    dsor.cecilia

    ResponderEliminar
  3. http://ara-ab-intra.blogspot.com/2010/07/deseo-eterno.html

    ResponderEliminar
  4. siempre es un gusto venir a sentir tu espíritu.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  5. vengo a desearte feliz fin de semana y a darte las gracias por tu visita es un placer recibirte en mi paqueño espacio
    un abrazo
    Marina

    ResponderEliminar
  6. Ciertamente, el perdón es indispensable para sentirnos en paz con nosotros mismos, la paz no podría existir sin él. Muchas gracias por tus viistas y comentarios, Daniel. Me voy tres semanas de vacaciones, pero a mi regreso volveremos a leernos. Un abrazo fraterno, querido amigo.

    ResponderEliminar
  7. Si... el PERDÓN... tan necesario para liberarnos del rencor, de la memoria negativa... del dolor. LA COMPASIÓN nos lleva a perdonar... LA SABIDURÍA a comprender...y así desde DIOS , CRISTO en nosotros y por la gracia del ESPIRITU SANTO... podemos hacer este gesto de PERDONAR...pero en realidad, desde SU UNIDAD, quien realmente perdona...en nosotros... ES ÉL.

    Bello tu blog, querido hermano... iré pasando para compartir...

    Un Abrazo en CRISTO.

    Carmen.

    ResponderEliminar