Paso ya el tiempo en que se pensaba y afirmaba que entre ciencia y fe había una oposición irreconciliable; hoy se sabe que cada una tiene sus propios campos, sus cánones y su categorias.
Pero la ciencia nos enseña como es el cielo, y la fe nos dice como se llega "al cielo". La ciencia sirve al hombre de fe para reconocer la realidad temporal; la fe sirve al hombre de ciencia para iluminar esa realidad temporal, orientándola hacia lo que trasciende y es eterno.
Debemos esforzarnos para, desde el interior de la ciencia, rescatar de la fe y, desde el alma de la fe, enriquecer las perspectivas de la ciencia.
El hombre de poca ciencia encuentra dificultades para llegar a la fe; el hombre de mucha ciencia tiene despejado el camino para llegar a la fe. El hombre de poca fe no se sentirá satisfecho con la ciencia; el hombre de mucha fe nunca tendrá miedo de la mucha ciencia.
"Si recibes mi Palabra y guardas contigo mis mandamientos, prestando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento... entonces comprenderás el temor del Señor, y encontrarás la ciencia de Dios. La verdadera sabiduria está en saber encontrar a Dios".
Amén! gracias, Daniel por pasar y quedarte en mis blogs, este es bellísimo!!
ResponderEliminarQue el Señor y María te acompañen en tu caminar, abrazo desde Argentina, paz y bien
Susana