Todos tenemos buena voluntad; a pesar de ello, nos ofendemos mutuamente, nos molestamos, unos a otros, porque no tenemos ni los mismos gustos, ni las mismas inclinaciones, ni la misma manera de ser.
De ahí la necesidad, que nos urge, de ser mutuamente comprensivos, de sabernos comprender, de disimularnos las molestias, de perdonarnos, de olvidar agravios, de no ser excesivamente susceptibles.
El que perdona es digno de ser perdonado. "Con la medida con que midan, serán medidos". El que comprende con facilidad será facilmente comprendido; el que es bueno con todos, conseguirá que todos sean buenos con el; el que ama, será amado; no se extrañe el que no ama a nadie de que nadie lo ame a él, no se extrañe y no se queje; no se queje y no heche la culpa a otros, pues es él culpable, el causante de la frialdad que nota a su alrededor.
Condición indispensable para que nosotros podamos rezar el Padre Nuestro es que perdonemos las ofensas que recibimos, a fin de ser perdonados por las ofensas que causamos; que perdonemos a los hombres, para que nos perdone Dios.
Armando de Lorenzi
Quiero compartir algo contigo sobre el perdón. Son palabras de un libro titulado "Volver al amor" y que yo por mi misma a través de la experiencia de vida supe con certeza de lo acertado de sus palabras.
ResponderEliminarAquí están: Tradicionalmente, pensamos que perdonar es algo que debemos hacer cuando creemos que alguien es culpable de algo. En el Curso, sin embargo, se nos enseña que nadie es culpable, que no hay culpa, porque sólo el amor es real. Nuestra función consiste en ver, a través de la falsa idea de la culpa, la inocencia que está más allá. "Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse." Lo que se nos pide es que extendamos nuestra percepción más allá de los errores que nuestras percepciones físicas nos revelan -lo que alguien hizo, lo que alguien dijo-, para captar la santidad en ellos que sólo el corazón nos revela. Entonces, de hecho, no hay nada que perdonar.
Lo que tradicionalmente se ha entendido por perdón -lo que en el "Canto de la oración" se llama "perdón -para destruir"- es, por lo tanto, un acto de enjuiciamiento. Es la arrogancia de alguien que se ve a sí mismo como mejor que otra persona, o quizá como igualmente pecador, lo que sigue siendo una percepción errónea y una expresión de la arrogancia del ego.
El amor comprende que todos somos amor, pero el miedo nos ciega el entendimiento y nos hace equivocarnos.
Gracias por acercarte, por tus palabras que salen del corazón, y por ser tú, sencillamente :))
Eres y serás bienvenido cuando así gustes :)
Un abrazo. Compartiendo en el mundo en armonía...
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Procuro ser útil a los demás. Espero que Chile vaya superando la tragedia, y que encuentre en su corazón la fuerza para ser la esperanza, esta que nunca se rinde. Enlazaré el blog de la Hermana Glenda y el tuyo en el otro blog. Te dejo el enlace por si te apetece verlo: http://pensamientoliberado.blogspot.com
De nuevo gracias :)