sábado, abril 23, 2011

Jn 20, 11-18 "Mujer, ¿por qué lloras?"

A María la llamaban Magdalena porque venía de un pueblecito de Galilea llamado Magdala. Ella ha sido identificada como una mujer pecadora según el Evangelio de Lucas (Lc-8,2) y (Lc 7,36-50), pero el mismo Lucas relata que Jesús le hizo saber que sus pecados fueron perdonados.

Es muy importante destacar, que ella acompaño a Jesús, lo atendió, lo escucho, le llegó al corazón y el mismo Jesús se enterneció con Maria Magdalena.
Ella estuvo como testigo en la crucifixión y según este Evangelio es la única mujer que se acerca a la tumba donde sepultaron a Jesús. Luego ella fue la primera en conocer la noticia de la resurrección, y recibió de Jesús resucitado el encargo para anunciar a los apóstoles su resurrección.

Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?. En efecto, no es para llorar, al contrario es para estar alegres por la resurrección, Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Así María Magdalena nos muestra el gran amor por Jesús, no esta dispuesta a perderlo y si esta para buscarlo donde sea.


El mar de lagrimas que se veía correr por sus ojos no le permitió ver a Jesús. Cada uno de nosotros tiene una preocupación, una pena, una tristeza y todos en algún momento hemos llorado como María Magdalena y de tanto empañar nuestros ojos con lagrimas, no hemos podido reconocer a Jesús.

Podemos recoger muchas enseñanzas de Maria Magdalena, si ella fue pecadora, por el arrepentimiento recibió el perdón de Jesús, y todo los pecadores podemos tener fe en que Jesús nos perdona si nos arrepentimos, que si hemos sido perdonados y hemos confesado con dolor y sinceridad nuestra faltas recuperamos la gracia y la amistad con Jesús, aún más, si hemos recibido la gracias podemos conocer la resurrección. También aprendemos en este Evangelio, que si creemos que hemos perdido a Jesús y lo buscamos lo encontraremos junto a nosotros, como también tenemos que reconocer que el puede estar oculto en una persona humilde, como en el caso del cuidador del huerto.

Jesús le pidió a María Magdalena que fuera a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes. Así hemos de recibir el mensaje de Jesús y convertirnos en mensajeros de su victoria sobre el pecado y la muerte, entusiastas, como Maria Magdalena.

La aparición de Cristo resucitado a Magdalena nos deja una sensación muy profunda, a la partida de Pedro y Juan, Magdalena se queda allí, junto al sepulcro, llorando la desaparición del cuerpo del Señor. Entonces se asoma al sepulcro, como poco antes lo había hecho Juan y vio dos ángeles vestidos de blanco. Estos ángeles aparecen aquí sentados a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. A la pregunta que le hacen por su llanto, ella, sin inmutarse y del modo más natural, según la narración literaria, responde que por no saber dónde han puesto el cuerpo de su Señor. Al llegar a esta parte del diálogo, Magdalena se vuelve y ve a Jesús, que estaba allí como una persona cualquiera. Aunque Cristo no se le muestra en forma de hortelano, ella pensó, al verle allí, que fuese el encargado de aquel huerto. Su obsesión y su llanto se dirigen a El al punto, para hacerle participante de su inquietud y de su solicitud por ir a buscarle. No deja de ser extraña esta psicología, pero refleja el carácter, obsesivo é impetuoso, de esta impresión y deducción al ver corrida la piedra del sepulcro

Este es el momento de la gran aparición de Cristo. Sólo pronunció una palabra: ¡María! Pero en ella iba el acento y ternura inconfundibles de su voz. Y ella le dijo en hebreo, que es el arameo: ¡Rabboní!, que quiere decir: Maestro. Este detalle de la conservación aramaica de la expresión que se traduce puede ser un cierto índice de respeto de la escena, en el sentido que Magdalena también volcó en él su amor con esta palabra, porque normalmente se usaba “rabí,” como lo hace en los otros pasajes el mismo san Juan, pero dicho de esta manera Rabboni, es como decir Maestro mío.

Al pronunciar esta palabra, Magdalena se postró, se abalanzó a tierra y abrazó los pies de Cristo. Pero es cuando El le dijo la célebre frase “¡Poli me tanguee!,” que dio lugar a tan diversas interpretaciones, porque se traduce No me retengas más, y la causa que da para esto es porque aún no he subido al Padre. ¿Qué relación hay entre este no Retener a Cristo, de María abrazada y acaso besando sus pies, y el no haber subido aún al Padre? Esta subida de Cristo es ciertamente la ascensión. Pero, evidentemente, la ascensión de Cristo no va a ser el motivo para que no se le pueda retener. La frase es demasiado densa y apretada. Porque aún no ha subido Cristo oficialmente al Padre; pero, teniendo ya una vida gloriosa y nueva, es por lo que ya no se pueden tener con El las relaciones del mismo modo que antes; la vida humana no puede tener con el cuerpo y vida gloriosa de Cristo un trato, aunque espiritual, igual al que anteriormente tenía (1 Cor 15:50ss).

Magdalena no debe retener a Cristo así, porque ha de llevar un mensaje a los apóstoles. Por eso la estructura de este pasaje parece que debería ser el motivo inmediato de abandonar Magdalena los pies de Cristo es el tener que llevar un mensaje a los apóstoles inmediatamente. Y esto no consiste sólo en anunciarles la resurrección de Cristo, sino también en anunciarle su próxima subida al Padre. Con ello alentaba a los apóstoles, al hacerles ver que, aunque iba a dejar pronto la tierra, aún no los había dejado. Era el anuncio implícito de los cuarenta días en que se les manifestaría antes de la ascensión. Pero su subida oficial, definitiva, iba a ser pronto, como les dijo en el Sermón de la Cena, para la gran misión del Espíritu Santo, del Padre y de El mismo, en una forma tan real como mística.

Luego Jesús dice Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes, pareciendo señalar yo soy su hijo verdadero, y ustedes sus hijos adoptivos pero también son sus hijos y hacerles saber que uno mismo es el Dios y Padre de El y de ellos. A esto mismo parece llevar la fórmula en la que Cristo da el encargo a Magdalena: Ve a decir a mis hermanos.

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Este mensaje es completamente diferente del que aparece en los sinópticos. En éstos, es el aviso para su ida a Galilea. En el triunfo de su resurrección, san Juan pone en boca de Cristo la rúbrica igualmente triunfal del tema de su evangelio: ¡era lo que anunció el Hijo de Dios! Por eso sube triunfalmente a Dios, su Padre, por cuya revelación murió.

Los sinópticos recogen una parte que san Juan omite: los apóstoles no creyeron este mensaje que Magdalena y otras mujeres les transmitían, de haber visto al Señor resucitado, y la comunicación que para ellos tenían.

7 comentarios:

  1. ¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN !

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  2. Un fuerte abrazo , en el gozo de la verdadera Vida, que Jesús vine a mostrarnos
    ¡Él vive entre nosotros, nada podemos temer!
    Feliz y Santa Pascua

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  3. ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
    Que la alegría de saber que Cristo ha vencido a la muerte te llene de fortaleza para seguir dando testimonio de su Amor.
    Un abrazo.

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  4. ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
    ¡ALELUYA! ¡ALELUYA!HOLA DANIEL:
    ¡TIENES UN GRAN BLOG... QUE TODO
    SEA PARA MAYOR GLORIA DE DIOS.
    ¿SI QUIERES NOS PODEMOS SEGUIR?
    ME ALEGRO DE HABERTE CONOCIDO.
    DIOS TE BENDIGA.

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  5. Que blog mas bonito Daniel...no te habia antes visitado.....Que tengas una semana in albis llena de la alegria del Espiritu de Jesus Resucitado.

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  6. Muchas gracias por tu amable visita en mi blog.
    ¡Feliz y santa Pascua de Resurrección!
    Un abrazo.
    :O)

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  7. Yo estaba tonta, pues ¿Cómo no tengo puesto un link? Ahora mismo lo pongo para entrar más a menudo y creo que comentar, depende de mi tiempo.

    Un abrazo.

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